Cada que veo/leo algo bélico todo me provoca un asco bárbaro. Para cuando termine de leer "los hornos de Hitler" voy a necesitar una prescripción de antidepresivos y un drenaje biliar. Son ya bastante conocidas las barbaridades ocurridas durante el apogeo del nacionalsocialismo, por lo cual considero innecesario hacer una reseña detallada del libro.
Pero el mundo no sólo me da rabia, también me produce lástima y mucho miedo. Anoche estaba meditando el hecho de que desde niña siempre he querido (a su tiempo) ser madre, y me puse a pensar, ¿realmente quiero condenar a una criatura inocente y que jamás me pidió venir a la vida a existir en ésta mierda de mundo?
La solución obviamente no es darle vueltas al asunto y correr al ginecólogo más cercano a practicarse la salpingoclasia, ni hacerse con todos los preservativos y anticonceptivos posibles.
Soy sólo una mujer en ésta sociedad perdida, produzco kilos y kilos de basura cada año, me es más práctico viajar en vehículos que producen smog y genero gases de invernadero, muchas veces innecesarios. NO PUEDO cambiar el mundo para bien, pero puedo intentar hacer algo para retribuirle un poco de aquello que me meto por el culo, y lo hago en la medida de mis posibilidades.
Pero éste post no es para sacar mis argumentos hippies sobre lo jodido que tenemos el ambiente.
Hablando de "los hornos de Hitler", fue precisamente él, quien dijo «Quizás la más grande y mejor lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia». Es por ello que tengo miedo, todos los días veo cómo las personas se lastiman, matan, abusan las unas de las otras muchas veces sin necesidad alguna - ¿Acaso puede existir una justificación racional para ello? - y la verdad, es que no confío en la autoridad, en aquellos que se supone están para defendernos.
Éste libro es un perfecto ejemplo de cómo el sacrificio no siempre se transforma en una buena cosecha, sino, en más sacrificio. (Como decimos en mi rancho, CHALE!). Cuán injusto es que a una persona pase toda su vida trabajando por conseguir paz y estabilidad, al servicio del prójimo y cumpliendo con la ley le sea arrebatado todo cuanto posee, material, fraternal y espiritualmente. Siempre he creído que los finales felices no sólo dependen de uno mismo, qué más quisiera, y en su libro, Olga Lengyel me proporciona la razón.
Es necesario conocer ésta historia y aprender la lección de la misma.
viernes, 21 de enero de 2011
jueves, 20 de enero de 2011
¿Es el amor un arte?
En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado, es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.
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Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egotismo ampliado. Sin embargo, la mayoría de la gente supone que el amor está constituido por el objeto, no por la facultad. En realidad, llegan a creer que el hecho de que no amen sino a una determinada persona prueba la intensidad de su amor.
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Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso -es una decisión, es un juicio, es una promesa-. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existirían bases para la promesa de amarse eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que durará eternamente, si mi acto no implica juicio y decisión?
Erich Fromm.
"El arte de amar" no es un manual ni una guía, no es uno de ésos libros que se valen de premisas psicológicas y afirman poseer la receta del éxito en pareja ni tampoco un instructivo que nos explique paso a paso lo necesario para amar.
La primera impresión que produce "El arte de amar" es precisamente esa, sin embargo, no sólo no es un libro que trata de facilitar el proceso del amor, sino que tampoco abarca estrictamente la relación de pareja. Existen muchos tipos de amor: el amor hacia los padres, el amor fraternal, el amor erótico e incluso, el amor a Dios, entre otros.
Fromm, afirma que el amor es una actividad, un arte, y por tanto, requiere ser abordado como tal, con disciplina, voluntad y práctica. Nos habla de los objetos amorosos, los diferentes tipos de amor y cómo todos ellos son necesarios si realmente queremos practicar el arte de amar.
Uno de los factores importantes por el cuál las personas no ven el amor como una práctica, es la falsa creencia de que sólo es necesario encontrar un "objeto amoroso", y después todo el proceso se dará por sí solo. Fromm explica también como en ésta sociedad todo se basa en el intercambio favorable, aquello que las personas hacen para ser objetos amorosos llamativos y cómo se manejan por el mercado del amor. Al final, lo que las personas consideran un buen objeto amoroso es aquella persona que posee éxito, modales y belleza física.
El libro en lo personal me gustó mucho. Bien puede, como dije en un principio, no tratarse de un manual, pero su contenido nos motiva a reflexionar y abrir un poco nuestra mente. Explica algunos tipos de discapacidades amorosas y nos muestra qué podemos hacer al respecto. Lo recomiendo abiertamente, un saludo y buen día.
lunes, 10 de enero de 2011
Sílení - Jan Svankmajer
Señoras y señores, la película que van a ver es una película de terror, con toda la decadencia propia del género. No es una obra de arte. Hoy, el arte está casi muerto, sustituido por el anuncio publicitario del rostro de Narciso reflejado en el espejo del agua. Puede ser entendida como un homenaje a Poe, del que he tomado diversos motivos; y al Marqués de Sade, al que la película debe la blasfemia y lo que tiene de subversivo.
La película propone, en escencia, un debate ideológico sobre la gestión de un manicomio.
En principio, hay dos maneras de hacerlo. Ambas son igualmente extremas. Una alienta la libertad absoluta; la otra, el método obsoleto y comprobado de vigilar y castigar. Pero hay un tercer método, que combina y resume los peores aspectos de los dos primeros.
Es el manicomio en el que todos vivimos hoy.
Jan Svankmajer.
Sílení, Lunacy o Insanía, es una de las más recientes obras del director checo Jan Svankmajer. Como él mismo lo dice al inicio del film, es un homenaje a Edgar Allan Poe y al Marqués de Sade. El simple hecho de saber que un cortometraje o película fue dirigido por él, asegura que no estás perdiendo tu tiempo y que aquello que estás a punto de ver es obra de una de las técnicas más bizarras de animación. Sílení no es para nada la excepción.
Entre escena y escena, podemos ver pequeños cortos de trozos de carne, cesos y lenguas animadas, tan características del director.
Sílení expone la blasfemia y el sadismo no sólo como algo aceptable, sino como algo además, natural. Sin embargo, el mensaje principal de la película es lo importante que resulta la libertad y lo perjudicial que puede resultar privar a una persona de la misma.
Para ello, Svankmajer utiliza como recurso un sanatorio mental. Pero no todo es libertad, también nos muestra lo que sucede cuando se rebasa la delgada línea entre libertad y libertinaje, haciéndonos pensar en lo importante que resulta un equilibrio.
En lo personal, no soy nadie para contradecir a ninguna persona de la industria cinematográfica, y mucho menos a un director de semejante nivel, pero no puedo perdonarle a Svankmajer haber dicho que "no es una obra de arte". Juzguen ustedes mismos.
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